Desplazamiento forzado y salud mental

¿Cuáles son algunos de los problemas y factores de estrés a los que se enfrentan los migrantes antes, durante y después del proceso migratorio?

Durante el proceso migratorio, los migrantes y refugiados suelen encontrarse con una serie de problemas y factores de estrés:

  • Antes de la migración: pobreza, violencia, conflictos armados y/o persecución; falta de medios de subsistencia y de oportunidades de educación.
  • Durante la migración y el tránsito: los migrantes están expuestos a condiciones desafiantes y peligrosas para la vida, como la violencia y la detención, y la falta de acceso a servicios de necesidades básicas.
  • Después de la migración: obstáculos para acceder a la atención sanitaria y a otros servicios, malas condiciones de vida, separación de la familia y de las redes de apoyo, incertidumbre respecto a los permisos de trabajo y al estatus legal (solicitudes de asilo) y, en algunos casos, detención.
  • Después de la migración: los retos de la integración y el asentamiento incluyen las malas condiciones de vida o de trabajo, el desempleo, las dificultades de asimilación, los retos para las identidades culturales, religiosas y de género, los retos para obtener derechos, el racismo, la exclusión, la tensión entre las poblaciones de acogida y los migrantes y refugiados, el aislamiento social y la deportación.

Riesgo de padecer enfermedades mentales

Las condiciones de salud mental pueden desarrollarse como resultado de cualquiera de los factores de estrés mencionados. Los migrantes y refugiados corren el riesgo de padecer enfermedades mentales como la depresión debido al desempleo, las malas condiciones socioeconómicas y la falta de integración social. Además, estos factores de estrés pueden exacerbar las condiciones de salud mental y social preexistentes.
Las privaciones socioeconómicas, la discriminación, el racismo, la escasa cohesión familiar y los frecuentes cambios de escuela son factores que repercuten negativamente en la salud mental y el bienestar de los niños inmigrantes y refugiados. Los niños separados son más propensos a desarrollar depresión, ansiedad, ideas suicidas, trastornos de conducta y trastornos por abuso de sustancias.
Por otro lado, el impacto de los factores de estrés puede verse amortiguado por factores de protección como el acceso al empleo y a los servicios, el apoyo social, el dominio de la lengua del país de acogida y la reunificación familiar.